sábado, 2 de diciembre de 2006

Burbuja


Siempre he pensado que un vagón de metro es el reflejo extremo de la sociedad de la ciudad en la que se encuentra. Cada compuerta que se abre es una oportunidad de exploración sociológica. Cuando hay poca gente las cabezas se yerguen y cuando hay mucha las miradas se esquivan. Cuando hay asientos libres siempre se trata de no sentarse al lado de alguien y cuando hay algunos ocupados, en milésimas de segundos, se elige a quién no tener al lado. Todos sentimos un leve cosquilleo cuando invaden nuestro terreno personal y en el metro ocurre con frecuencia. Como decía las miradas se esquivan y todo el mundo aprovecha para escuchar música, leer un libro o hablar con la persona que te acompaña. Creamos una burbuja con retazos y jirones de nuestra realidad y así impedimos que gente pegada a nosotros nos asalte con la suya. Aunque deseemos conocer el título del libro que está leyendo el de delante, o conocer el nombre del de atrás siempre nos quedaremos con la duda puesto que cuesta mucho traspasar la barrera personal. El metro nos obliga a tocar y a ser tocados por gente de la cuál sabemos bien poco y eso asusta, preferimos que nuestra burbuja se quede como está a dejar que algún factor externo la pueda cambiar, pues casi siempre se piensa que ese factor será negativo. Esa barrera siempre se rompe con algún hecho extraordinario, alguien da un pisotón a otro, hay un robo, el conductor frena bruscamente, entra un pedigüeño y solo entonces tratamos de actuar de la forma más natural, cuando nuestra burbuja ha sido atacada y solo entonces se podrá empezar una conversación con alguien ajeno. Se que es difícil pero, te encuentres en el vagón de metro o te encuentres en cualquier ámbito de la vida, estaría bien dejar de lado la negatividad y dar rienda a la conversación espontánea, habrá gente que te mire mal, habrá gente que ni te mire, pero seguro que conocerás a alguien que aun estando en el metro te conteste y te mire a los ojos mas que los cinco segundos reglamentarios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este me hizo pensar muxo ya la primera vez que lo leí hace años.
Es una verdad como un templo pero... ¿cómo ponerte a hablar d forma espontánea cn alquien q no conoces y q SOBRETODO no sabes cómo va a reaccionar?.
Si q es cierto q odio bastante el metro, sobretodo la línea roja q siempre está a reventar e intento ir siempre q puedo en el rodalies, trabajo en Cornellá y vivo en St Andreu Arenal, puedo elegir entre metro L1 o Rodalies. En el metro son 21 paradas y en el rodalies son 4. Cuando cojo metro L1 voy a mi santa bola y paso d todo el mundo pq vamos como sardinas y lo q menos me apetece es hacer vida social. Soy bastante tímida y nunca me pongo a hablar cn nadie pero sí q es cierto q cruzo miradas con muxa gente y yo miro en tono amable y me gusta mirar a la gente y depende de cómo esten mirando al mundo me intento imaginar cómo son por dentro. Las mujeres mayores muchas veces me hablan y aunque yo no le hablaría a nadie sin venir a cuento, soy amable y sigo la conversación cuando se dirijen a mi, hasta me gusta! jajaja, así no me aburro!
Tengo un amigo al q le encanta iniciar conversaciones con cualquier persona, y a estas personas q estan esperando q alguien se le siente al lado ya sea en el médico, metro, parada de bus, etc... para contarte su vida en 3 minutos saltando de un tema a otro, les llama "depredadoras de conversaciones".
Son gente q no tienen prejuicios, muxa gente les pueden llamar freakys, locos, etc... yo creo q simplemente son personas q puede ser q se sientan sólas o simplemente que necesitan compartir cn cualquier persona sin importarle quién es, su vida.